La Maleta, la mesa y el baloncesto

Querida familia de Mar Azul,

Esta semana quiero compartir con ustedes la experiencia que viví al llegar a Denver y darme cuenta de que había dejado mi maleta de mano en el avión.
Perdí todas mis camisas y pantalones favoritos incluyendo las tennis blancas que siempre uso. Me quedé solamente con la ropa que llevaba puesta y con varios compromisos de predicación por delante.

¿Saben lo que recordé? El mensaje que predique en el Campus Metro hace par de semanas titulado “Cuando Dios Te Cambia La Ropa”, que hablaba de la forma en la que cada vez que Dios le cambiaba la ropa a José, marcaba una nueva etapa de preparación y formación en su vida.
 
Así lo tomé, creo que una vez más como iglesia nos toca caminar obedientemente hacia nuevos retos y asignaciones para su gloria. No se pierdan la carta de la semana que  viene porque voy a compartir un cambio importante.
Para los que se preguntan qué paso con la maleta, pues el segundo día me llevaron a comprar un par de camisas y lo necesario para no congelarme.

Ya han pasado 5 días y la maleta todavía no ha aparecido.
¿Recuerdan que mi propósito al viajar a Denver era compartir con pastores y líderes latinos en esta zona cómo nosotros en Mar Azul hemos dedicado14 años a la misión de Jesús expresada en Lucas 19:10, cuando el mismo dice que vino a buscar y salvar lo que se había perdido?

Pues brindé 3 talleres, cerré la conferencia con una plenaria y terminé mi misión predicando en la Iglesia Orchard, que se parece mucho en su ADN a Mar Azul.
Adicional a dejar atrás mi ropa tuve que dejar atrás varias de mis ideas pre concebidas sobre mis hermanos latinos en Denver al sumergirme en esta experiencia multicultural que me reveló lo poco que conozco de otras culturas.

Aunque todos hablamos español, nuestras experiencias de vida y culturas son bien diferentes. Yo llegué abrazando y besando a todos, como es nuestra costumbre en Mar Azul, pero rápido aprendí que ellos no estaban acostumbrados a eso. Una muestra de nuestras diferencias culturales que comienzan desde el saludo y tuve que aprender a simplemente en algunos casos extender la mano.

Sin embargo algo hermoso nos unía a todos: el amor por Jesús y su iglesia. Ese amor fue suficiente para crear conexiones profundas a pesar de las diferencias. En el camino, también aprendí nuevas palabras y frases como “eso está chido”, “vato” y “no manches”. También probé un rico tamal, y me comí unas auténticas gorditas de carne asada que me dejaron deseando volver.

Y como siempre una de las cosas que más disfrute fue conocer más de cerca al Pastor Marcial, su esposa Jana y sus tres niños; una familia muy bonita que por diez años se han entregado a buscar y salvar lo que se había perdido.
Finalmente, estando allí pude ver los videos que creamos y subimos al APP de Mar Azul para ayudarte y guiarte en la preparación de Sirve La Mesa, nuestra iniciativa de el día de acción de gracias.

¡Ya hay 100 familias registradas!
Nos llena de alegría ver que muchos discípulos están respondiendo a la invitación de Dios de abrir sus casas este día en generosidad y hospitalidad radical.

Continúen compartiendo con otros el corazón de la iniciativa, y juntos veremos lo que Dios hará en la vida de miles de personas sentadas a la mesa.

¡Para alcanzar las personas que nadie esta alcanzando tendremos que hacer las cosas que nadie esta haciendo!
Por cierto, ¿Vieron que la semana pasada logramos comenzar un capítulo de Mar Azul Learning en el Campus Metro?

Ya todos los campus tienen un capítulo de nuestro programa gratuito de“afterschool” activo. Esto es gracias a tu generosidad y la generosidad de aliados como la Fundación Rain & Rose, quienes por varios años han sido un apoyo financiero central para esta iniciativa.

Niños y niñas de la comunidad fueron entrenados en baloncesto y a la vez amados por David y un equipo de discípulos voluntarios que han dicho presente.
Los dejo recordándoles que la semana pasada les hablé de nuestro deseo de pasar de ser una iglesia local a un movimiento plantador de iglesias.

Pues quiero contarles que ayer estuvimos en Orlando, junto a los ancianos (Pastores Consejeros) de nuestra iglesia. Orlando fue mi última parada de este viaje, en una conferencia llamada Connect.

Allí escuchamos la visión de una hermosa organización plantadora de iglesias llamada Converge, con la que hemos colaborado recientemente y quién precisamente ayudó a Iglesia Orchard a plantar iglesias.

Les pedimos a ustedes que nos acompañen orando por esta colaboración entre nosotros, por lo que Dios nos está mostrando para el futuro y por las oportunidades que están por venir.

En amor, Pastor John

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