Palabra y Espíritu de Dios

Cuando se explica la importancia de las Escrituras no se puede dejar de explicar también la persona del Espíritu Santo. Hay que recordar que el Espíritu Santo es quien da la capacidad de entender lo que se lee y es quien da la capacidad de aplicar en nuestras vidas lo que se lee. 

“El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.” (1 Corintios 2:14 NVI)
“Escuchar la voz de Dios leyendo su palabra es solo el primer paso, lograr entender lo que leemos de forma personal es lo que transforma nuestras vidas.” Jonathan Ocasio

Posiblemente encuentres muy confuso o misterioso el tema del Espíritu Santo. Esto se debe a que todos conocemos personas que en el nombre del Espíritu Santo hacen cosas bien raras. Por esta razón la importancia de conocer quién es Él.

Todos podemos cultivar una relación con el Espíritu Santo. Existen diferentes imágenes Bíblicas que se utilizan para hablar del Espíritu Santo. Quizás una de las más conocidas es la de;

El Espíritu Santo como fuego.

Vamos a discutir esta característica con más claridad en los siguientes escritos. Una de las ocasiones donde el Espíritu Santo es descrito como fuego fue cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús. 

“Yo los bautizo a ustedes con agua para que se arrepientan. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.” (Mateo 3:11 NVI)

Otra de las imágenes del Espíritu Santo en la Biblia es la de;

El Espíritu Santo como El Consolador.

Jesús es la revelación máxima de la palabra de Dios y pocas horas antes de ser arrestado Jesús prometió que enviaría al Consolador. 

“Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.” (Juan 14:16-18 NVI)

Durante Su ministerio terrenal, Jesús había guiado, guardado y enseñado a sus discípulos; pero ahora, Él se está preparando para dejarlos. Él les promete que el Espíritu de Dios vendría junto a ellos y habitaría en ellos, tomando el lugar de la presencia física de su maestro.

En el original griego la palabra que se usa en este caso es parakletos que se puede definir como:  el que ha sido llamado a estar a nuestro lado para apoyarnos.

Una de las cosas más importantes cuando deseamos cultivar una relación con el  Espíritu Santo es entender que Él es una persona y no cualquier persona, es la tercera persona de la trinidad, es Dios.  No es una cosa, ni una energía, ni un poder. 

La persona del Espiritu Santo


Si no logras ver al Espíritu Santo como una persona no podrás cultivar una relación personal con Él. Para nosotros puede ser un poco retante el cultivar una relación con alguien que no vemos y por otro lado todos conocemos personas que en nombre del Espíritu Santo han hecho cosas bien raras por tal razón se han creado dos bandos, o para usar un mejor lenguaje dos tipos de personas.

Dos Equipos “Teams”

A consecuencia del abuso y la confusión sobre qué es y cómo es, algunos creyentes han decidido mantener una relación lejana con el Espíritu. Ha ocurrido un Divorcio entre la Palabra y el Espíritu dentro de la Iglesia. “El Divorcio de Los Ecos y El Fuego''. Igual que en un divorcio algunos hijos han quedado en un lado de la familia y otros del otro. Hay creyentes que por temor no han disfrutado de esa relación cercana con El Fuego.

¿Cuál es su enfoque? Regresemos a la Biblia, conozcamos nuestra doctrina, justificación por gracia sola, no por obras, hasta que no regresemos a la predicación de la palabra el honor del nombre del Señor no será restaurado.
¿Qué tiene de malo ese enfoque? Nada, excepto que está limitado.

#TeamFuego

¿Cuál es su mensaje?  Regresemos a la experiencia del libro de Hechos cuando habían señales, y milagros, donde los dones del espíritu estaban en función, donde los creyentes tenían reuniones de oración y temblaba el lugar donde estaban, donde “con la sombra de Pedro se sanaban los enfermos”
¿Qué tiene de malo ese enfoque? Nada, excepto que está limitado.

La vida saludable como discípulos y como iglesia se encuentra cuando intencionalmente se cultivan ambos elementos, la Biblia y una relación personal con el Espíritu Santo. De esto hablaremos más en los próximos escritos.

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