Cuidado con esta oración...es muy peligrosa

Era una noche clara.  Lo sé, porque recuerdo cómo la luz de la luna inundaba mi ventana y se sentía como un "spot light" que iluminaba mi cama.

Yo sé que se oye muy teatral... pero así se sentía.

Yo estaba sentado en el mismo medio de la cama.  No podía dormir.  Todo el vecindario estaba en silencio, pero en mi mente había un alboroto. Todos mis errores, todas mis frustraciones y todas mis heridas decidieron hacer una convención de madrugada y francamente ya estaba cansado de pelear con ellas.

De hecho... estaba cansado en general.  Particularmente, me sentía cansado de llevar toda una vida esforzándome por agradar a Dios.  Esa fatiga espiritual me llevó a rendirme... pero no rendirme de abandonar mi fe... sino rendirme del constante ajetreo por dirigir una vida que eventualmente presentaré ante Dios para que me evalúe y me dé una Estrellita de buena conducta cristiana.

Así que allí... miré por la ventana iluminada y le dije a Dios... "Me rindo... toma... guía tú.  Sé el centro de mi vida.  No quiero que seas el supervisor... o la meta de mi vida... quiero que seas el centro, capitán, chofer de mi vida.  A mí no me sale".

Y justo en ese momento sentí un poco de miedo.  Era como si todas las alarmas en mi mente se prendieran para advertirme que con mi oración había despertado algo.  Esa fue una de las primeras veces en mi vida que estaba 100% que Dios me escuchó.

En ese momento me di cuenta que había hecho una oración bien peligrosa. 

Pedirle a Dios que sea el centro de tu vida es una oración peligrosa y te voy a decir por qué

Aunque Dios toma en serio todas nuestras oraciones... cuando entregamos el volante de nuestra vida y declaramos sumisión y dependencia total De Dios... Dios lo toma bien en serio.  La manera en que llevas tu vida va a cambiar... y eso puede ser difícil a veces... pero también es glorioso.  En mi experiencia, estos son los efectos que he visto: 

1. Tus prioridades ya no son prioridades

Por mucho tiempo, mis prioridades estaban en crear y ser reconocido por mi trabajo.  Yo medía el éxito en lo que hago en cómo me separaba del anonimato y me acercaba más a la grandeza.  

Si te soy honesto, para mí, la definición de grandeza era estar en los medios, estar en tarimas, que mi trabajo creativo llegue más lejos que mi pasaporte.

Por otro lado, el ser un hombre de familia, ir al trabajo y regresar a casa todos los días... eran síntomas del anonimato.

Cuando le pedí a Dios que sea mi centro... en lugar de experimentar  grandeza, Dios me empujó más hacia el anonimato.  ¿Pero sabes qué pasó en el anonimato?  Dios comenzó a sanar mi corazón y formar mi carácter.  En el anonimato descubrí el origen de la verdadera grandeza: un corazón conforme a Dios.

Curiosamente, una vez Dios cumplió con su prioridad, comenzó a abrirme puertas para dar a conocer mi trabajo... pero esta vez... no para buscar grandeza... sino para compartir la grandeza que encontré en el anonimato.

Dios ve tus anhelos, tus ambiciones y tus metas.  Pero la prioridad de Dios es formar tu carácter; porque cuando tu carácter es moldeado, comienzas a perseguir las cosas que realmente importan.

2. Hay muchos saltos al vacío

¿Tú sabes por qué yo estudié una carrera que "paga bien"?  Porque yo quería vivir tranquilo y sin muchas complicaciones.

Pero cuando le pedí a Dios que sea mi centro... lo menos que he vivido es sin complicaciones.  Dios se ha encargado de empujarme a hacer cosas que me asustan.  Me ha hecho perseguir riesgos.  He caminado más por la vía de la incertidumbre que el camino de lo predecible.

He caminado senderos que terminan en calles sin salida... hasta que Dios hace algo ridículamente providencial.  He visto más la mano De Dios en medio de los riesgos que de la comodidad. Todavía quisiera que fuera al revés... pero pues... yo no me mando.

Cuando Dios es el que está al mando... vas a ver menos espacios de comodidad y vas a sentir que cada movida es un paso osado de fe. Pero después de cada paso de fe, vas aprendiendo que para vivir en Paz y  Calma hay que aprender a apreciar las complicaciones.  

3. Vas a pasar una que otra vergüenza

Hablando de dar pasos de fe... debo informarte que Dios tiene la costumbre de dirigirnos de dos maneras:

1.  A través de su Palabra, nos da las guías para saber qué caminos seguir y qué caminos no seguir.

2. Por otro lado, hay veces que Dios permite que comencemos a caminar hacia decisiones que parecen que nos llevarán a buenos resultados, pero Dios tiene algo mejor... o por lo menos tiene un plan diferente.  Cuando eso ocurre, Dios se las ingenia para corregir tu rumbo... y a veces los resultados pueden ser vergonzosos.

Una vez, buscando un mejor salario, solicité un trabajo y me invitaron a comenzar el proceso de entrevistas.  La verdad es que yo estaba más que cualificado para lo que el trabajo requería.  En las entrevistas demostré mi experiencia y conocimiento y todo iba bien.  Finalmente pidieron que hiciera una última entrevista técnica... y resulta que tenía que hacer lo que ya hago todos los días.  ¿Fácil, no?  Se supone... pero no.

En medio de la entrevista, se me bloqueó la mente... y cometí errores que ni siquiera un novato cometería.  Parecía que me inventé todo lo que aparece en mi resumé.  Me fue tan mal en la entrevista... que el entrevistador me detuvo a mitad de entrevista para decirme "No creo que este trabajo sea para ti".  Y así mismito, terminó la llamada y yo me quedé pasmado, mirando la pantalla...con una vergüenza horrible.

Tres días después... mi jefe en mi trabajo actual me reunió y me dijo que yo estaba en la lista de candidatos para recibir un acenso de puesto.  Lo cual es mucho mejor, porque ya uno tiene una confianza y ritmo de trabajo y disfruto mucho mi lugar de trabajo.

Cuando Dios es el centro de tu vida... no vas a ser extraño a pasar malos ratos y una que otra vergüenza mientras Dios dirige tu camino.  Para muchos de nosotros, los momentos incómodos pueden ser el peligro más grande de pedirle a Dios que sea nuestro centro... porque le tenemos más miedo a la vergüenza que al fracaso.  Pero lo que he aprendido es que Dios puede permitir que pasemos vergüenza, pero nunca nos dejará en vergüenza. 

4. Vas a sentir un gran peso

Algo con lo que Dios me confrontó en el camino era mi falta de responsabilidad con los roles que desempeño en mi vida.  La revelación que hizo Dios en mi vida era que solo me hacía responsable por mi rol como creativo, pero lo demás lo trataba como una obligación.

Hay una gran diferencia entre asumir responsabilidad y cumplir con una obligación.  Las obligaciones te arrastran... tus responsabilidades necesitan tu liderazgo.  Tarde o temprano vas a resentir tus obligaciones, pero asumir responsabilidad es una muestra de amor. 

Ora a tu propio riesgo

Orar no es una simple rutina que se le exige a los cristianos.  La oración es una comunicación real que Dios escucha y responde.  Si vas a orar y pedirle a Dios que sea el centro de tu vida, te invito a que lo hagas de manera intencional y consiente de que vas a ver los efectos de esa oración en tu vida.

Sí... aún te toca tomar decisiones, pero en mi experiencia, Dios tiene una opinión muy marcada en las decisiones que tomo.

Pedirle a Dios que sea tu centro es un acto de renunciar a nuestra autonomía y caminar en fe.  Caminar en fe es un músculo que cuesta desarrollar y a veces puede ser un proceso frustrante, mientras aprendemos a negarnos a nosotros mismos.

Ahora... si haces esta oración de manera consiente... vas a conocer a un Dios que trasciende los domingos y su poder, amor y misericordia se manifiesta cada día de la semana.  

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